Límite.
El límite de querer y poder realmente no sabemos donde está, somos tan cabezones que seguimos apostando al rojo aún sabiendo que solo saldrá el negro, pensando que en algún momento cambiará la suerte y saldrá el rojo.
Así somos nosotros, apostamos por algo que creemos que llegará, pero en el camino hay curvas y piedras que esquivar primero, y no es fácil de hacerlo, cada zapato es un mundo y no sabemos lo que puede llegar a resistir este.
Cuando veas que el camino comienza a llenarse de piedras, deberás ir poco a poco, para no caerte y herirte con los filos de las piedras.
Cuando las curvas empiecen a ser cada vez más cerradas, levanta el pie, reduce la velocidad y trata de cogerla de la mejor manera posible para no salirte de esta.
Una vez que caes, seguramente terminarás levantándote, pero si caes muchas veces, las heridas tardarán en cicatrizar y quizás no quieras volver a curarte nunca más.
Aprende a visualizar, ver el camino, por donde ir, y como andar por este sin hacerte daño, aunque la verdad, por mucho que visualices, siempre se escapará algún detalle por ver, pero al fin y al cabo, el límite lo pondremos nosotros.
Seguir intentándolo, o no. Tú decides.