No sabíamos realmente lo felices que éramos antes de todo esto. Niños jugando en el parque, gente por las calles, abrazos a amigos, seres queridos, un simple gesto de cariño, ver el fútbol en el bar, cervecita, tapita, tertulia... Llegó el toque de queda, el hacer poco, y luego más de lo mismo, sentir el aire por el rostro, estar comiendo pipas en la calle.
¿Recordáis lo felices que éramos verdad? Podríamos serlo de nuevo... No quiero a terceros en esto, pero por culpa del tercero no podemos ser de nuevo felices, por culpa del tercero no puedo abrazarte, por culpa del tercero no puedo desplazarme para darte un simple abrazo.
¿Qué podemos hacer ahora nosotros? Poco... Solo quiero volver a lo que teníamos.
Pero recuérdalo... el tercero siempre hará daño a la unión.